Anhelos

Estos días he recibido este gran poema de Gioconda Belli, mi escritora de referencia. Al leerlo me ha cautivado, me ha hecho pensar, reflexionar y sobre todo ganas de compartirlo. 

Fuera de los típicos deseos para un año que empieza y que seguro no será fácil, os dejo con los Portadores de Sueños.  Anhelos para un nuevo año.


 Los portadores de sueños  

En todas las profecías  está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan  que el hombre creará su propia destrucción. 
Pero los siglos y la vida  que siempre se renueva  engendraron también una generación  de amadores            y soñadores;  hombres y mujeres que no soñaron  con la destrucción del mundo,  sino con la construcción del mundo  de las mariposas y los ruiseñores. 
 Desde pequeños venían marcados por el amor.  
Detrás de su apariencia cotidiana  guardaban la ternura y el sol de medianoche. 
 Las madres los encontraban llorando  por un pájaro muerto  y más tarde también los encontraron a muchos  muertos como pájaros.  
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas  y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos  por un invierno de caricias. 
 Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,  atacados ferozmente por los portadores de profecías  habladoras de catástrofes.  
Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías  dijeron que sus palabras eran viejas  y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso  es antigua al corazón del hombre.  
Los acumuladores de riquezas les temían  lanzaban sus ejércitos contra ellos,  pero los portadores de sueños todas las noches  hacían el amor  y seguía brotando su semilla del vientre de ellas  que no sólo portaban sueños sino que los  multiplicaban y los hacían correr y hablar. 
 De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida  como también había engendrado  a los que inventaron la manera  de apagar el sol.  
Los portadores de sueños sobrevivieron a los  climas gélidos pero en los climas cálidos casi parecían brotar por  generación espontánea.  
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias  torrenciales tuvieron algo que ver con esto,  la verdad es que como laboriosas hormiguitas  estos especímenes no dejaban de soñar y de construir  hermosos mundos,  mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se  llamaban compañeros,  que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban  en las muertes,  se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se  ayudaban en el  arte de querer y en la defensa de la felicidad.  
Eran felices en su mundo de azúcar y de viento,  de todas partes venían a impregnarse de su aliento,  de sus claras miradas,  hacia todas partes salían los que habían conocido  portando sueños soñando con profecías nuevas  que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores  y de que el mundo no tendría que terminar en la  hecatombe.  
Por el contrario, los científicos diseñarían  puentes, jardines, juguetes sorprendentes  para hacer más gozosa la felicidad del hombre. 
 Son peligrosos - imprimían las grandes rotativas  
 Son peligrosos - decían los presidentes en sus discursos
 Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.
 Hay que destruirlos - imprimían las grandes rotativas 
 Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus discursos  
 Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.
  Los portadores de sueños conocían su poder  por eso no se extrañaban  también sabían que la vida los había engendrado  para protegerse de la muerte que anuncian las  profecías y por eso defendían su vida aun con la muerte.  
Por eso cultivaban jardines de sueños  y los exportaban con grandes lazos de colores.  
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros  vigilando los pasajes y los caminos  buscando estos peligrosos cargamentos  que nunca lograban atrapar  porque el que no tiene ojos para soñar  no ve los sueños ni de día, ni de noche.
  Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de  sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte;  por doquier hay paquetes con grandes lazos  que sólo esta nueva raza de hombres puede ver  la semilla de estos sueños no se puede detectar  porque va envuelta en rojos corazones  en amplios vestidos de maternidad  donde piesecitos soñadores alborotan los vientres  que los albergan.
  Dicen que la tierra después de parirlos  desencadenó un cielo de arcoiris  y sopló de fecundidad las raíces de los árboles. 
 Nosotros sólo sabemos que los hemos visto  sabemos que la vida los engendró  para protegerse de la muerte que anuncian las  profecías.

 Gioconda Belli.

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