Llegadas...
Por diversas circunstancias, casi todas buscadas, he tenido que viajar mucho y seguido. Largos viajes, otros no tanto, viajes sin billete de regreso, viajes con las fechas muy claras, escapadas de fin de semana, vacaciones escolares, viajes por trabajo hasta la otra punta del mundo, viajes de cierre de etapa, viajes para iniciar una nueva vida en otro lugar, viajes en los que me ha costado muchas lágrimas subirme ese día a ese avión o a ese tren y donde si hubiera podido lo hubiera dejado pasar y me hubiera quedado en el andén. Ha habido muchos y de muchas clases y espero poder seguir haciéndolo.
Diferentes han sido las circunstancias que rodeaban a cada uno de estos viajes y cada llegada a destino no tenía nada que ver con la anterior. Fuera acompañada o sola siempre me ha llamado especialmente la atención la zona de llegadas de los aeropuertos o estaciones de tren, aunque en esta última queda más diluida. Cuando soy yo la que voy a recoger a alguien que llega, mientras espero el momento en que se abran las puertas de la zona de llegadas y aparece esa persona, me gusta mucho contemplar las diferentes escenas que allí se producen. Reencuentros apasionados, reencuentros tímidos, vergonzosos, aquellos por cortesía sin que se conozcan mucho, los hay tristes, muy tristes, los hay con familias enteras, reencuentros de amigos, personal de compañías de viajes con el cartelito de clientes…Se ven caras de emoción, también de agotamiento, rostros de ilusión. Realmente es todo un espectáculo…
Reconozco que me gusta detenerme a mirar esas escenas (a veces me cuesta disimularlo), imagino sus vidas, sus circunstancias y por qué negarlo también se me humedecen los ojos y he echado más de una lágrima con historias ajenas y desconocidas. Lo sé, soy bastante llorona y en estos casos no puedo remediarlo. Supongo que es porque me veo a mí en muchos de esos momentos.
Cuando soy yo la que llego a destino he de reconocer que prefiero saber que hay alguien esperándome tras esa puerta de cristal (amiga/o, familia….) pero han sido muchas las veces en las que al llegar he tenido que pasar por en medio de todas esas escenas variopintas y seguir caminando con la maleta o en muchas ocasiones con mi mochila y dirigirme a la zona del metro, del autobús o del taxi, sobre todo en los viajes laborales. En otras ocasiones he sido yo la protagonista de esas escenas y como en la vida real ha habido de todo tipo.
Aun recuerdo como si fuera ayer, mi primera gran llegada, mi primer lugar en el mundo, en octubre de 1999 en el que aterricé sola a las 4 de la mañana en el aeropuerto de Calcuta con una mezcla de sentimientos, miedos, ilusiones, agarrada a mi mochila azul y sin saber lo que me iba a encontrar tras esa puerta de llegadas…
Esa fue la primera, la última todavía está por llegar….
Feliz jueves!
HERMOSO ! bienvenidas a Calcutta !!!. Bs. G
ResponderEliminarMe encanta observar y imaginarme la vida de esas personas en las llegadas y en las salidas!
ResponderEliminar...y si, también algunas veces se me han puesto los ojos vidriosos al observar el momento de esas vidas ajenas a la mía, que por muy desconocidas que sean, te hacen sentir durante unos segundos fugaces, para luego hacerte reflexionar durante más tiempo..